Critica: «La Horde»

Publicado: octubre 12, 2009 en Cine, Críticas, Festivales

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T.Original: «La Horde»
Año: 2009
Dir.: Yannick Dahan y Benjamin Rocher
Int.: Claude Perron, Jean-Pierre Martins, Eriq Ebouaney, Yves Pignot, Doudou Masta,  Antoine Oppenheim, Jo Prestia, Aurélien Recoing

Desde el punto de vista de quien esto escribe, «La Horde» tuvo un problema fundamental: la vi apenas media hora después de haber visto «Dead Snow». Y amigos, la película de Tommy Wirkola es tan salvajemente enorme que desluce cualquier otra película de zombies que haya podido aparecer en el Festival de Sitges («Zombieland» incluída).

Eso no quiere decir que «La Horde» sea una mala película, ni mucho menos. Funciona más que bien como experiencia angustiosamente claustrofóbica, donde un grupo de personajes cuyas relaciones entre sí son, no ya tensas, sino directamente catastróficas, se ven obligados a colaborar juntos con tal de sobrevivir a la amenaza exterior. El cine francés ya dio una excelente muestra de la misma temática hace unos años con «Nido de avispas», un entretenido thriller de acción (sí, los franceses sí saben hacer cine de acción, a diferencia de otras cinematografías europeas) a mayor gloria de Samy Nácery y Benoît Magimel, donde, eso sí, la amenaza exterior estaba vivita y coleando. Los protagonistas aquí son un grupo de policías que se cuelan en un edificio medio en ruinas de una banlieue (lugares que, para vergüenza de la muy molona administración Sarkozy, siguen existiendo hoy día en Francia), buscando venganza por el asesinato de un compañero a manos de una pandilla de delincuentes de medio pelo. La operación saldrá francamente mal, no sólo porque entre ellos no hay ningún tipo de entendimiento, sino porque, en pleno ajusticiamiento, una horda de zombies hace acto de presencia, con las consecuencias que todos podéis imaginar.

A partir de aquí, nos encontramos con una más que decente mezcla entre thriller claustrofóbico y película de terror. Los protagonistas se ven en una situación parecida a la que vivían los personajes de «[REC]» (de la que fusila más de una imagen), sólo que encima se odian entre ellos, todos tienen motivos para desconfiar unos de otros, y todos tienen resentimientos, más o menos ocultos, hacia los demás. También como sucedía en la película de Balagueró & Plaza los ataques zombies van aumentando en intensidad, duración y tamaño, hasta llegar a la que yo calificaría como la muerte más brutalmente heroica de la historia del cine de zombies, donde uno de los personajes se enfrenta no ya a una horda, sino a un ejército entero de no-muertos, con nulas posibilidades de supervivencia pero una valentía suicida que arranca un aplauso de éxtasis colectivo del público.

«La Horde» tiene un valor añadido, y es la multiculturalidad de su elenco protagonista. Es admirable cómo el cine francés ha absorbido sin problemas la condición de ser un país con innumerables culturas, religiones y formas de entender la vida, debido a su condición de ex potencia colonizadora. Aquí, de los tres personajes con mayor protagonismo, sólo uno es caucásico, y encima es una mujer; los otros dos son un policía musulmán, y el jefe de los delincuentes, que es nigeriano. Esa circunstancia provoca que las reacciones y las decisiones de los personajes puedan abarcar un abanico aún más amplio que el ya disponible por encontrarse a un lado u otro de la ley.

Lamentablemente, a pesar de todas sus virtudes, «La Horde» es una película bastante irregular, que alterna momentos de extrema tensión psicológica y/o física con momentos que, directamente, sobran (y estoy pensando en el encuentro del grupo de supervivientes con una zombie, lo que hacen con ella tres de ellos, y las consecuencias que ello conlleva). En su afán por mostrar que no hay tanta diferencia entre los delincuentes y quienes, teóricamente, están en el lado correcto de la justicia, a Dahan y Rocher se les va la mano.

Película francamente entretenida, y nueva muestra de que el fantástico europeo en general, y el francés en particular, son de los mejores del mundo, «La Horde» proporciona al espectador un rato tenso, claustrofóbico, que tal vez no sea totalmente acertado, pero que se resuelve como un más que solvente producto de género.

comentarios
  1. Circe dice:

    Pues yo salí encantada!!

  2. wurtz3l dice:

    Si probablemente yo también hubiera salido encantada de no haber visto «Dead Snow» antes! Es que no se puede tener todo… Tú la habías visto ya? («Dead Snow», digo)

  3. Circe dice:

    Ah! pues sí, hacía unos mesecillos ya… Y en mi humilde opinión son difícilmente comparables, el tono y la intención son diferentes…Me pasa un poco como cuando me preguntan si me gustó más Zombieland o la Horda…es que no se pueden comparar… Me encantaron las dos.
    Dead Snow está muy bien (en pantalla grande debe ser infinítamente mejor), pero su intención es que pases un rato «divertido» mientras que en la Horda van a angustiarte todo lo que sea posible, los personajes se toman muy en serio lo de intentar sobrevivir, y la casquería tampoco se la toman a broma…

    Insisto, es mi humilde opinión, sobre gustos…

    Saludos!!

  4. wurtz3l dice:

    En eso tienes razón, es difícil compararlas. A lo que me refiero es que llevaba tan puesto el chip de la primera que deslució la segunda. Probablemente si la hubiera visto al día siguiente la cosa hubiera cambiado.

  5. Circe dice:

    Muy probablemente… yo hice la digestión de Zombieland con la de Terry Gilliam, así la Horda me pilló en buena predisposición…

    Felicidades por el blog, por cierto, siempre tomo muy en cuenta tus sugerencias y tus críticas, siempre vas un paso o dos por delante y tu blog se ha convertido en parada obligatoria.

    Saludos!!

  6. wurtz3l dice:

    De esas dos tengo pendientes las críticas todavía, pero en general me gustaron mucho (sobre todo la de Gilliam).

    Muchas gracias, por cierto! Espero que te siga gustando mi trabajo en el blog, siempre es un placer que te digan que lo estás haciendo bien!

    Saludos!!