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Y no, no es una broma. El Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estadounidense ha incluido en el blog de salud pública de su página web un artículo, titulado Preparedness 101: Zombie Apocalypse, sobre cómo prepararse para un posible apocalipsis zombie.

Por supuesto, no es nada que cualquier friki no sepa ya: kits de comida, agua, herramientas y otros elementos básicos, diseño de un plan de emergencia y una ruta de evacuación detallada, etcétera. Sin embargo, y como institución gubernamental poco preparada que son, cometen el fallo de aconsejar a la población que a) busquen un campo de refugiados donde no haya zombies y b) confíen en que el CDC y las autoridades harán su trabajo de forma eficaz.

Venga, hombre. Cualquiera mínimamente preparado sabe que un campo de refugiados es un foco potencial de infección zombie, además de otras enfermedades y de acciones violentas. Mejor grupos reducidos, que además se pueden mover más rápido en caso de tener que salir corriendo. Por otro lado, los del CDC y similares (y no digamos ya las autoridades) siempre han demostrado ser profundamente incompetentes en este tipo de casos, y además, por motivos obvios, los médicos serían de los primeros en caer.

Pues eso, que cuando llegue el apocalipsis zombie -que no es SI llega, sino CUANDO llegue-, no le hagáis mucho caso al CDC, que está claro que no están muy informados sobre el tema. Mejor buscáis a vuestro friki de cabecera y seguís sus consejos (no veáis lo solicitado que va a estar Max Brooks). Por vuestra propia seguridad…

Quienes entráis por el blog no sois, en general, demasiado amantes de esas boñigas infectas cosas (confundidas a menudo con películas) que forman la denominada «Saga Forúnculo» «Saga Crepúsculo». He de decir que, como fenómeno de masas, sus admiradores son una gente realmente curiosa; puedo entender que tanto los libros como las películas gusten a adolescentes de 12 a 17 o 18 años, o, si me apuráis, incluso a gente de veintipocos años sin muchas inquietudes culturales y/o vida propia. Pero que señoras de cuarenta o cincuenta y tantos añacos hagan cola en los cines durante horas para gritarles obscenidades a críos que tienen edad para ser sus hijos (como es el caso de varios de los ¿actores? de la saga), me parece, además de repugnante, francamente hilarante, y digno de un estudio psiquiátrico que haría llorar de emoción al mismísimo Freud.

Además de divertida incredulidad, hay otra reacción que los crepusculeros me provocan más a menudo: la activación de mis instintos sádicos, cuando no directamente homicidas. Reconozco que me encanta ver cómo el personal se descojona de ellos sin la más mínima piedad, y viendo sus arranques de furia contra quien ataca a  sus queridos vampiros-Swarovski disfruto más que Darth Vader en la fábrica de Ventolín. Hoy, una vez más, han vuelto a dar motivos para que el universo friki al completo se chotee de ellos por toda la eternidad (y el no friki también, para qué negarlo). (más…)

Verlo para creerlo. 30 años después de que se estrenase «The Blues Brothers» (incomprensiblemente retitulada aquí como «Granujas a todo ritmo»), le ha llegado a la película de John Landis el reconocimiento más bizarro que se podía esperar: ser recomendada por el mismísimo Vaticano.

Efectivamente, según informan The Hollywood Reporter y Cinematical, el diario L’Osservatore Romano, periódico oficial del Vaticano, anima a los católicos de todo el mundo a que vean la cinta protagonizada por John Belushi y Dan Aykroyd, calificándola como «un clásico católico». Recordemos que «The Blues Brothers» sigue las andanzas de Jake (Belushi) y Elwood Blues (Aykroyd), dos hermanos un tanto particulares que se embarcan en un delirante viaje salpicado de conciertos, persecuciones y enfrentamientos con la policía, con un grupo de neonazis y con una ex novia despechada y psicótica (interpretada por una descacharrante Carrie Fisher), mientras intentan recaudar fondos para el orfanato en el que crecieron, dependiente de la iglesia local.

Está claro que alguien en el Vaticano no ha pillado el chiste de «estar en una misión de Dios», a pesar de las innumerables cafradas que se cometen a lo largo y ancho de la película, de que haya una monja a la que llaman «El Pingüino» (interpretada por Kathleen Freeman), y de que aparezcan en cameos gente como Aretha Franklin, James Brown, Ray Charles, Cab Calloway, John Lee Hooker o Chaka Khan, cuya música bien podría haber sido tildada de satánica no hace demasiado tiempo.

En cualquier caso, a partir de ahora «The Blues Brothers» compartirá estantería en las listas del «Vatican Seal of Approval» (o así), con cosas como «Los Diez Mandamientos», de Cecil B. DeMille (sí, la de Charlton Heston), «Jesús de Nazareth», de Franco Zeffirelli, «La Pasión de Cristo», de Mel Gibson, «Juana de Arco», de Victor Fleming (la versión protagonizada por Ingrid Bergman), o «Qué bello es vivir», de Frank Capra. Quizá quieran jugar a «encuentra el elemento que no encaja»…