De nuevo se nos entristece el día con la pérdida de otro gran profesional del cine. En este caso se trata del actor, locutor y presentador Constantino Romero, probablemente una de las voces más conocidas -si no la más conocida- del doblaje español.
Nacido en Albacete, pero criado en tierras barcelonesas, debutó en la radio en 1965, medio que nunca abandonó, y donde llegó a retransmitir desde la boda de Carlos de Inglaterra y lady Di en 1981, a la primera versión radiofónica en español de La Guerra de los Mundos. Gran amante del teatro, también participó en los montajes de algunos musicales tan populares como Sweeney Todd, A little night music o La pequeña tienda de los horrores. En televisión, pudimos verle ejercer de presentador en El tiempo es oro, La Parodia Nacional o Alta Tensión, entre otros.
Sin embargo, si por algo será recordado Constantino Romero, si por algo forma parte de nuestra memoria sentimental, es por su faceta como actor de doblaje. Su impresionante voz sonó en boca de algunos de los duros más míticos de Hollywood, de Humphrey Bogart a Sean Connery, de Clint Eastwood a Arnold Schwarzenegger, de William Shatner a Roger Moore. Es en esa portentosa voz que recordamos algunas de las frases míticas del cine de nuestra infancia: empezando, cómo no, por «Yo soy tu padre», y siguiendo por «Me llamo Bond, James Bond», «Volveré», «Sayonara, baby», «¡Khaaaaaaaaaan!», el grandioso monólogo «He visto cosas que vosotros no creeríais…» o los sabios consejos de Mufasa al cachorro Simba en «El Rey León». Nadie en la historia del doblaje español ha acumulado tal cantidad de personajes míticos en su currículum, ni ha dejado una huella tan honda en la memoria cinéfila de todos los que se criaron (nos criamos) entre los ’70 y los ’90 en España. Él fue Darth Vader, Roy Batty, el T-800, William Munny, Mufasa, James T. Kirk, James Bond, Harry Callahan, Thulsa Doom y tantos, tantos otros que hoy se han quedado huérfanos.